Síndrome de Déficit Atencional
SINDROME DE DEFICIT ATENCIONAL
Autores: Karla Narvaez y Daniela Tuárez.
El trastorno por déficit atencional e hiperactividad (TADH) se ha descrito como un trastorno del neurodesarrollo que está definido por tres síntomas principales
- La disminución de la atención
- Impulsividad
- Hiperactividad.
En realidad es mucho más que un trastorno. Es un
síndrome de dimensiones enormes, que alcanza una gran cantidad de facetas y se
debería denominar “Síndrome de Déficit de Atención e Hiperactividad (SDAHA) con
mucha más propiedad que TDAH.
Según si las manifestaciones nucleares predominantes son de inatención o de hiperactividad-impulsividad, el DSM-IV-TR distingue tres subtipos.
TDAH, con predominio del déficit de atención: Es cuando hay al menos seis de los nueve síntomas de inatención, pero no se cumple un mínimo de seis síntomas del apartado hiperactividad-impulsividad. El déficit principal es la lentitud en el procesamiento de la información. En cuanto a la conducta social, son más pasivos y no suelen evidenciar problemas de control emocional.
TDAH, con predominio hiperactivo-impulsivo: Es cuando se cumple un mínimo de seis síntomas de hiperactividad-impulsividad, pero no de inatención. Es más común en niños preescolares, y es posiblemente el precursor evolutivo del subtipo combinado. La gran mayoría presentará problemas de conducta.
TDAH, tipo combinado: En este caso se cumplirán al menos seis criterios de inatención y otros tantos de hiperactividad-impulsividad, por lo que en este subtipo habrá problemas tanto de comportamiento como de aprendizaje. El 80% de los casos de TDAH corresponde a este grupo.
CAUSAS
Factores
biológicos adquiridos: El TDAH puede
adquirirse o modularse por factores biológicos adquiridos durante el periodo
prenatal, perinatal y postnatal.
Factores
neuroanatómicos: Las técnicas de
imagen cerebral han permitido conocer la implicación de la cortex prefrontal y
los ganglios basales (áreas encargadas de regular la atención). Se sugieren
alteraciones en las redes corticales cerebrales frontales y frontoestriadas.
Factores
psicosociales: Los factores
psicosociales pueden influir y modular las manifestaciones del TDAH. La
severidad y expresión de los síntomas puede verse afectado a través de la
interacción gen-ambiente (ciertos factores ambientales pueden tener distinto
impacto en individuos que tienen un gen en particular, frente a personas que no
lo tienen). Estos factores son: inestabilidad familiar, problemas con amigos,
trastornos psiquiátricos en los padres, paternidad y crianza inadecuada,
relaciones negativas padres-hijos, niños que viven en instituciones con ruptura
de vínculos, adopciones y bajo nivel socioeconómico (aunque esto último no está
claro si es un factor en sí, o está mediado por las peores condiciones
prenatales y perinatales, y otros factores de confusión).
PREVALENCIA
El TDAH ha sido considerado como un cuadro que
predominaba ampliamente en los varones respecto a las mujeres, pero esta teoría
va perdiendo fuerza a medida que pasa el tiempo y actualmente se estima que su
prevalencia es muy similar en ambos sexos, si bien parece que en los varones
puede predominar la hiperactividad y en las mujeres el déficit de atención.
Asimismo se consideraba tradicionalmente que este trastorno era exclusivo de la
infancia y adolescencia. La realidad no es esa. El cuadro persiste en la edad
adulta y sus manifestaciones más graves para la familia y la sociedad, y las
dificultades para controlarlas suelen ocurrir a esta edad.
TRASTORNOS
COMÓRBIDOS DEL TDHA
Aparte de evaluar la presencia de TDAH, es necesario
descartar la presencia de otros trastornos coexistentes o comórbidos, los
problemas se pueden clasificar en tres grandes grupos:
Trastornos
emocionales: Al margen de la baja
autoestima que prácticamente será la norma, el niño con TDAH tiene un mayor
riesgo de desarrollar un problema de ansiedad y depresión que la población
general.
Problemas de
aprendizaje:
El
niño con TDAH tiene pocas habilidades para organizarse y su memoria de trabajo
es escasa (no tiene una buena memoria a corto plazo y le cuesta activarla),
ambas cosas son necesarias para hacer los trabajos escolares. Así es que, tanto
por su inatención, por su escasa capacidad organizativa, como por su pobre
memoria de trabajo, tendrá problemas de aprendizaje. Además podrá presentar de
forma comórbida un trastorno específico del aprendizaje (dislexia,
discalculia), lo que dificultaría aún más su progresión en los estudios.
Problemas de
conducta:
El
problema de conducta más habitual es la desobediencia. Hacia la edad de los
ocho años es cuando puede desarrollarse un trastorno negativista desafiante
mostrando una conducta discutidora, irascible y resentida. Ésta puede
evolucionar en la adolescencia hacia un trastorno disocial. El riesgo de
desarrollar un abuso en el consumo de drogas será más elevado que en la
población general, sobre todo si el paciente no ha sido controlado de forma
adecuada durante su infancia.
MEDIDAS
PREVENTIVAS
Dado que la etiología del TDAH sigue siendo
especulativa, no existen estrategias preventivas. Es importante identificar los
factores de riesgo que influyen en el pronóstico, ya que suele haber
interacción y efecto acumulativo entre ellos. Por ello, es importante estimular
los factores protectores.
·
Características individuales: Buen nivel de inteligencia. Es importante para
tener una mayor resiliencia (que es la capacidad de enfrentarse a la
adversidad, superarla y salir fortalecido de ello). Menor sintomatología en la
infancia, se acompaña de mejor pronóstico. Menor comorbilidad; también se asocia
a un mejor pronóstico.
·
Características familiares/sociales: Evitar tabaco, alcohol, drogas durante embarazo. Estilo
educativo adecuado en casa/escuela. Es necesario cariño, firmeza, normas, buena
comunicación y respeto. Ausencia de psicopatología parental. La psicopatología
de los padres se asocia con una conducta antisocial en los hijos. Nivel
socioeconómico aceptable (no por sí solo).
·
Momento del diagnóstico y tratamiento: Es esencial el diagnostico antes de los 7 años para
conseguir un buen nivel de integración y prevenir las conductas derivadas del
trastorno. El tratamiento debe ser multidisciplinar.
BIBLIOGRAFIA
Espinosa, A, Ives, L, (2006). Trastorno por déficit de atención con o sin
hiperactividad: aspectos prácticos para el pediatra de Atención Primaria. AEPap
ed: Curso de Actualización Pediatría 2006. Madrid: Exlibris Ediciones. p. 257-9.
Hidalgo, I, Esperon, C, (S,F). Trastorno
por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Recuperado de: https://www.sepeap.org/wp-content/uploads/2014/02/Ps_inf_trastorno_deficit_atencion_hiperactividad_tdah.pdf
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